Esta semana hemos querido continuar esas maravillosas entrevistas que ya fueron publicadas en nuestros números de Lugia y que fueron realizadas por nuestro colaborador Jesús López. En nuestra búsqueda, nos hemos topado en esta ocasión con una muy especial, la que fue publicada en el número especial de julio-diciembre de 2002 con el objetivo de conmemorar el reencuentro, casi 430 años después, de los descendientes de aquellas familias valdepeñeras que en 1572 se marcharon a la Alpujarra almeriense para repoblar Fondón. Un reencuentro lleno de actos organizados por ambos ayuntamientos y que culminaron con el hermanamiento de ambos municipios. Para ello, fueron entrevistados los alcaldes de entonces de los dos municipios, Joaquín Fresneda y José María Rodríguez Llanera.
Antes de hablar esa entrevista conjunta, vamos a recordar un poco de esa historia, de cómo fue la marcha de valdepeñeros hacia tierras almerienses. Como ya hemos comentado, en 1572 se desplazaron desde nuestro pueblo un nutrido grupo de familias que, para permanecer juntas, se asentaron en Fondón. De 44 nuevos pobladores que le correspondieron a Fondón, más de 30 eran antiguos vecinos de Valdepeñas de Jaén.
No fue hasta febrero de 2001 cuando los historiadores de ambas localidades se pusieron en contacto para, en un primer momento, estudiar y conocer el pasado en común. Un contacto que se retomó en marzo de 2002 para plantear a los ayuntamientos la idea del hermanamiento. Tras la buena acogida de ambas corporaciones, se inician los contactos personales entre los alcaldes y el hermanamiento se hace una realidad.
Recordemos ahora esa entrevista que Jesús les hizo a ambos alcaldes, que tuvo lugar en Fondón. “Ambos alcaldes me comentan que cuando dieron a conocer esta noticia a los miembros de sus respectivas corporaciones municipales, todos acogieron unánimemente la idea del hermanamiento entre ambos pueblos, ciertamente hermanos, generándose en todos una gran carga de ilusión y manifestando su total disposición y apoyo a cuanta actividades fueran necesarias”, explica Jesús.
Ambos alcaldes fueron preguntados también por su opinión acerca de la simbología utilizada en algunos actos del hermanamiento. Lo primero que cabe destacar es que tanto Joaquín como José María tenían claro que este hermanamiento es auténtico y real, procedente de la existencia de unas raíces históricas comunes y que se trataba de un auténtico reencuentro familiar. Por ello, se obviaron actos más tradicionales o “superficiales”, como el de plantar un árbol, y se buscaron signos de mayor intensidad. “Por esa razón se llevó a cabo el intercambio y la mezcla de tierras y aguas, porque la tierra regada con agua es el paradigma más próximo y cercano de la búsqueda de la vida, de la vida en común que estos hermanos quieren compartir desde ahora”, explicaban los alcaldes.
La experiencia de trabajo en común preparando los actos del hermanamiento se llevó a cabo en distintos encuentros entre ambos alcaldes y corporaciones. Y ambos valoraban muy positivamente el acogimiento de los actos realizados por los vecinos de ambos pueblos.
En este punto de la entrevista, Joaquín Fresneda dejó a un lado su papel de alcalde de Fondón para hablar como un vecino más. Destacó que los actos y el hermanamiento le produjo una magnífica sensación. Y quiso destacar la actuación musical y los bailes típicos valdepeñeros. José María no quiso quedarse atrás en este aspecto, y mostró su más sincero pesar porque la comida celebrada en el paraje de Chircales no saliera tan a la altura como a él le hubiera gustado para deleitar a los vecinos de Fondón.
Durante la entrevista también se habló del futuro, de qué pasaría una vez los actos realizados y el hermanamiento consumado. Tanto los alcaldes, como los cronistas de ambos municipios, Joaquín Gaona, de Fondón, y Juan lnfante, de Valdepeñas, lo tuvieron en mente desde un principio y analizaron la proyección de futuro que debía otorgarse al hermanamiento, analizando muchos caminos para el intercambio social, cultural y turístico de ambos pueblos. “En opinión de nuestros protagonistas, la experiencia del hermanamiento abre incluso caminos para trabajar por proyectos similares de desarrollo común. Consideran que Valdepeñas y Fondón, cada pueblo en su entorno y en su comarca, pueden encontrar modelos comunes de desarrollo que, desde luego, aseguran que pasan por el establecimiento y mejora continua de las infraestructuras que impidan la pérdida de inversiones en ambas localidades”.
La entrevista acababa con estas palabras de Jesús: “Sea cual sea la realidad futura y común que tengamos que vivir los fondoneros y los valdepeñeros, nuestro deseo de hoy, que al parecer es también el deseo de los alcaldes, es que el hermanamiento perdure y se mantenga en el tiempo, y que la llama que ahora se ha encendido sea capaz de iluminar y llenar de contenido las muchas páginas que se han abierto con los actos del hermanamiento”.
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