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Recordamos la entrevista a Aniceto Chica Gallego


Ahora que estos días se está celebrando en Valdepeñas la Novena en honor al Santísimo Cristo de Chircales, queremos recordar la entrevista que nuestro colaborador Jesús López le hizo a uno de los Hermanos Mayores de la Cofradía de nuestro Cristo para el número de julio a diciembre de 2018. Nos referimos a Aniceto Chica Gallego. ¿Nos acompañas en este repaso por su vida?


Jesús López le puso el sobrenombre de ‘Chircalero mayor’. No es para menos, ya que ostentó el cargo de Hermano de Mayor durante 12 años. ¡Que se dice pronto! “Pero, además de serlo durante ese largo período de tiempo, Aniceto ha tenido que abordar durante su mandato y responsabilidad la gestión y la solución de numerosas e importantes cuestiones y/o problemas relacionados con la Cofradía. Más allá de las bondades, capacidades y trabajo personal de nuestro protagonista, para beneficio de él y su familia, podría decirse que para la comunidad valdepeñera su labor como Hermano Mayor quizás ha sido su contribución social de mayor calado y más destacable. Sin embargo, yo me he permitido la licencia de llamarlo también Chircalero Mayor, por cuanto considero que Aniceto está sobradamente impregnado y marcado por la fe y la creencia en los principios y valores que emanan de la figura del Señor de Chircales”, escribía Jesús.


Aniceto Chica nació el 5 de agosto de 1937 en el paraje que conocemos como La Casilla la Valera. Su nombre se lo debe a su padre, Aniceto Chica Jiménez. Su madre era Ana Gallego Espinosa. El matrimonio tuvo 7 hijos, siendo Aniceto el más pequeño de todos ellos.


Su formación académica fue la normal en aquella época, escasa, y el inicio en el trabajo se realizó bastante pronto. No en vano, con solo 13 años empezó en la recolección de la aceituna. Su servicio militar lo hizo en la marina, en San Fernando. “Su servicio a la patria se concretó como Cabo 2º de Artillería en la III División de la Flota Aérea del Estrecho.


Durante su servicio militar.

Allí estuvo durante dos años y sus destinos se especifican en barcos como el Minador Marte, el Destructor Churruca y el Crucero Galicia”, le contaba a Jesús.


En lo que respecta a lo personal, Aniceto se casó un 11 de noviembre de 1962 con María Francisca Aceituno Aceituno, con la que tuvo tres hijos: Aniceto, licenciado en Latín y Griego; Ana, licenciada en Magisterio; y Francisco, que se dedica a la agricultura.


¿Y a qué se ha dedicado Aniceto profesionalmente? Desde su regreso de la mili, comenzó en lo que sería su actividad profesional a lo largo de su vida, combinando la agricultura y el comercio de los productos agrícolas. Eso sí, tras su boda, Aniceto estuvo un mes trabajando en Vitoria, en una empresa que se dedicaba a la fundición y laminación de metales. “La razón de tan breve periodo de estancia laboral en territorio vasco se explica porque Aniceto descubrió que la posada donde se alojaba provisionalmente en Vitoria estaba regentada por personas muy próximas o pertenecientes a la organización terrorista vasca y decidió regresar cuanto antes a Valdepeñas para trabajar en lo que realmente le gustaba, la agricultura y la compra-venta de frutas”, explicaba Jesús. Una profesión en la que Aniceto no duda quién fue su maestro y mentor: su padre.


Como explicábamos, también se ha dedicado a la compra venta de productos. Cerezas y nueces, concretamente. Y siempre dentro de Valdepeñas. Aniceto le contaba a Jesús cómo era este proceso: “Esta tarea se iniciaba con la búsqueda y localización de fincas dedicadas al cultivo de la cereza, o de nogales de envergadura que dieran abundantes cantidades de frutos. A su vez, desde el primer momento se procuraba que la calidad de los frutos fuera de los niveles más altos posibles. Después, sobre la base de la cantidad y la calidad se negociaba la compra de toda la producción de la finca, cuyo precio variaba en virtud de la oferta y la demanda. Como la compra de la producción se realizaba bastante tiempo antes de la recolección, se asumía un riesgo comercial elevado que algunas veces tenía resultados bastante indeseables, por cuestiones de heladas o tormentas, por ejemplo”, explicaba.


En la entrevista, nuestro colaborador Jesús resaltaba de Aniceto: “En mi humilde opinión, el gran legado que Aniceto deja para nuestro pueblo de Valdepeñas es el patrimonio material e inmaterial que ha generado durante los doce años que desempeñó la responsabilidad de ser Hermano Mayor de la Cofradía de Valdepeñas del Santísimo Cristo de Chircales (50 de cofrade). El trabajo y la riqueza que Aniceto ha dejado para todos los valdepeñeros es algo que nunca será suficientemente recompensado”.


En su labor al frente de la Cofradía, realizó importantes tareas, como la resolución definitiva y duradera de los problemas con la familia Furnieles, propietaria de los terrenos donde se ubica la Ermita, sacar arena de la cantera para las obras para enlazar y comunicar los dos carriles de acceso a la Ermita, la compra y acondicionamiento del terreno dedicado a aparcamiento de vehículos durante la celebración de la Romería, la instalación de una valla protectora en el río Los Corteses, o la instalación de una línea eléctrica y un transformador para la alimentación eléctrica de la Ermita, entre muchos otros asuntos.


Celebración de sus bodas de oro, junto a su familia.

Queremos aprovechar también esta semana de la Novena en honor al Cristo para rescatar el vídeo que os adjuntamos, referente a una partitura de temática chircalera, creada para loar al Santísimo Cristo de Chircales. Gracias a la labor de archivo y catalogación de Serafín Parra, Ildefonso Jándula y Jose Manuel Marchal en la parroquia de Santiago Apóstol, se pudo encontrar esta y otras joyas de nuestra patria chica. Se reestrenó el 1 de octubre de 2016 con motivo de una celebración matrimonial en la parroquia de nuestra localidad.




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