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Pedro David Romero Aceituno, un “valdepeñero por el mundo” al otro lado del charco


Esta semana retomamos en nuestro blog una de las secciones que más gustan de la crónica de Lugia, la de ‘Valdepeñeros por el mundo’. Nuestro protagonista de hoy es Pedro David Romero Aceituno, un valdepeñero de 42 años que hace ya varios años que decidió dar el paso y cruzó el charco para irse a vivir a Estados Unidos.


Vamos a conocer un poco más de su historia. Eso sí, como siempre, esto es un pequeño adelanto de lo que luego podréis leer de forma más extensa en el próximo número de la crónica de Lugia.


Pedro David estudió un Grado en Ingeniería de Telecomunicaciones y completó su formación con un Máster en Tecnologías Web y Gestión de Proyectos y otro de Gestión y Administración de Sistemas Sanitarios. Su trayectoria profesional comenzó en HP, concretamente, trabajando en la implementación de la historia clínica electrónica en hospitales por toda España. “La oportunidad de trabajar en varios hospitales de referencia y conocer a grandes profesionales del sector sanitario hizo que surgiera en mí una gran pasión por el mundo de la salud que aún sigue viva a día de hoy. Al mismo tiempo, me permitió vivir en varias ciudades donde he dejado muchos amigos y buenos recuerdos. En una de ellas, en Andorra, conocí a Carol, mi mujer”, nos cuenta Pedro.


Después de HP, el rumbo laboral le llevó a ATOS, una empresa de consultoría internacional, con la que comenzó a dirigir un proyecto de Sistemas de Información en el Hospital de Son Espases en Mallorca. Tras esta experiencia, y en plena crisis económica, fue cuando Pedro David y su mujer decidieron probar fortuna en Estados Unidos.


“Honestamente, los comienzos allí fueron bastante difíciles. Mi nivel de inglés era terriblemente básico, no tenía permiso para trabajar allí y literalmente no conocíamos a nadie. El primer año fue invertido en construir una vida desde cero, aprender un poco de inglés, completar el proceso de inmigración para poder trabajar y crear relaciones para encontrar un trabajo. Después de casi un año viviendo en California y con muchas dudas sobre si había llegado la hora de abandonar y volver a España, conseguí mi primer trabajo como analista de datos en un grupo de clínicas llamado Mission Neighborhood Health Center en el barrio latino de San Francisco, unos centros de salud que se dedican sobre todo en la atención a personas con muy pocos recursos, por lo que contribuir con su misión durante tres años fue muy gratificante”, nos cuenta.

Actualmente, trabaja en Kaiser Permanente, una de las empresas de salud más importante en Estados Unidos, como analista financiero.


Pedro David ha tenido la oportunidad de vivir en diferentes ciudades dentro y fuera de nuestro país. “En España, si me tengo que quedar con una, seguramente sería Ibiza. Fuera de España he vivido casi 6 años cerca de San Francisco, una de las ciudades mas características de la costa oeste de Estados Unidos. Y la verdad es que es una ciudad única”, explica.

Y continúa: “Tengo que hablar también del parque natural de Yosemite, patrimonio de la humanidad por sus montañas de granito, cascadas de agua, ríos cristalinos y bosques de secuoyas gigantes; de Las Vegas, Nashville, Nueva Orleans, Seattle o Los Ángeles… Pero de todas ellas, quizá el lugar más especial que he visitado es Hawai”.



Cuando le preguntamos a Pedro David por las personas que han marcado su camino académico y laboral, nos cuenta que todas las personas que se han cruzado en su camino le han aportado algo. “He tenido la suerte de tener excelentes profesores y compañeros de estudios, he compartido proyectos con grandísimos profesionales, y he disfrutado mucho con mis entrenadores y compañeros de equipos de balonmano y fútbol. Nombrar solo a unos pocos sería injusto. Eso sí, mención especial merece mi familia. El cariño infinito de mi madre, mi abuela y mi tía, el ejemplo de integridad de mi abuelo, la complicidad con mi hermana y los empujoncitos de mi padre cuando la motivación flojeaba han sido clave para superar mis retos personales, académicos y profesionales. Otro pilar en mi vida es Carol, compañera de aventuras desde hace muchos años. Sin su apoyo y alegría la experiencia americana habría sido totalmente imposible”, reconoce Pedro David.


Tantos años viviendo fuera de España han hecho que las anécdotas de nuestro protagonista de hoy en ese sentido sean muchas: “Cuando te vas a vivir a otro país el choque cultural es grande, más aún si no dominas el idioma. Esto da para malentendidos y situaciones cómicas casi a diario”, explica. Pero no todo es divertido, claro: “Un tema que no llevo muy bien son los terremotos, la zona de San Francisco es muy activa sísmicamente, ya he vivido un par de ellos donde se movían las paredes de casa y se caían alguna cosa de las estanterías. ¡No me gustan nada!”, aclara.


“Una anécdota que recuerdo especialmente ocurrió en Andorra. Vivía en Encamp, un pequeño pueblo de montaña, y me apunté al equipo de fútbol local. La sorpresa fue que conseguimos ganar el campeonato de Andorra y por tanto jugar la primera fase de la Champions League en Hungría. Esto lo cuento como anécdota porque el que ha jugado conmigo sabe que no tengo nivel para eso. De hecho, perdimos todos los partidos, pero fue una gran experiencia sentirse deportista profesional por unas semanas”, nos cuenta entre risas.


Preguntado por si echa de menos su pueblo, Pedro David lo tiene claro: “Definitivamente lo que más echo de menos es la gente, principalmente a mi familia y amigos, pero también al resto de personas. Creo que, en Valdepeñas, y en Andalucía en general, tenemos una forma de relacionarnos única. Nuestra alegría, solidaridad, improvisación, las ganas de reunirse y celebrar no las he encontrado en ninguna parte del mundo”, dice.

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