Lo prometido es deuda. La semana pasada os dijimos que volveríamos con otro especial de Navidad en las páginas de nuestra crónica. Concretamente, sobre las tradiciones culinarias de nuestro Valdepeñas de Jaén durante estas fechas navideñas. Así que, allá vamos.
Empezamos nuevamente remontándonos 35 años atrás, con la crónica de los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1985. Entonces escribíamos: “La Navidad es la época del año en la que más dulces se consumen, siendo en pueblos pequeños como el nuestro donde se ha guardado, incluso con celo, la tradición artesana de su elaboración. El origen de los dulces de Navidad en Andalucía hay que buscarlo entre los árabes y moriscos (…)”. Y continuábamos: “La base de los dulces de Navidad actualmente es la manteca de cerdo. En su origen era el aceite (tan abundante en nuestra tierra), ya que los árabes tenían prohibido por su religión el cerdo”.
Centrados ya más en lo que respecta a las tradiciones valdepeñeras en lo que a gastronomía de Navidad se refiere, explicábamos esto en nuestras páginas: “Valdepeñas, en sus dulces de Navidad, tiene unas diferencias con relación a sus vecinos en la elaboración de algunos de sus dulces”. Y eran estas:
El mantecado del país es el más sencillo y el que más ha guardado intacto su origen, ya que solo lleva manteca, harina y azúcar. Se aromatiza con raspadura de limón.
Los polvorones se diferencian de otros de su mismo nombre en que en nuestro pueblo se ha cambiado la canela por chocolate, más almendra, manteca, harina y azúcar.
El rosco de manteca, además de lo del mantecado, lleva almendra, huevos, aguardiente y canela.
Pero el dulce valdepeñero por excelencia, decíamos entonces, “es el rosco de vino, ya que no se tiene noticia de que se elabore en ningún otro lugar, con sus ingredientes y su particular modo de amasado. Actualmente, el vino se viene sustituyendo por aguardiente”.
Y, para terminar, y como no podía ser de otra manera, destacábamos el típico nochebueno con nueces.
Saltamos ahora a la crónica de octubre, noviembre y diciembre de 1986, donde rescatábamos un plato “fuerte, muy propio de esta época”. Las patas de cerdo guisadas.
Y destacábamos también los mantecados del país, con receta de Capilla Martorell, viuda de Pepe Infante, y el resol de hierbas, cuya receta fue enviada por Josefina Ruíz y Guadalupe Nieto. En estas fotos podéis ver la receta.
Y por último vamos a repasar la crónica de octubre, noviembre y diciembre de 1988, donde Josefina Ruíz Peña nos hacía “comparaciones curiosas sobre las matanzas y las navidades de antaño con las actuales”.
En lo que respecta a la Navidad, nos contaba que normalmente se cenaba potaje de garbanzos y habichuelas, ensalada de membrillo, dulces caseros, como mantecados, polvorones, roscos o nochebuenos. Y para beber resol, crema de café o anís.
Y, como podéis ver en la foto de más abajo, habla de “dos bellas costumbres de la Navidad en los cortijos”.
Por un lado, en Nochebuena daban un buen trozo de pan a cada animal de pesebre (vacas, mulos y burros) como homenaje al favor que estos dieron al Niño Dios en el Portal de Belén. Y, por otro lado, se echaba en la lumbre un palo bien recio. Cuando este se partía, se apagaba con agua los dos extremos y se guardaban ambos trozos, que se sacaban fuera en los días de tormenta para ahuyentarla. A este palo se le llamaba ‘el nochebueno’.
¿Qué os han parecido las tradiciones gastronómicas? Esperamos que os hayan gustado. Ya solo nos queda desearos ¡una feliz entrada de año!
Comments