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“Lo religioso y lo popular se confunden en esta romería excepcional”. Pregón de Vicente Oya en 1991


Fotografía publicada por Blas Prieto Sánchez en el grupo de Facebook 'Valdepeñas de Jaén a color'.

En abril, aguas mil. Y en mayo… Nuestra romería. La romería en honor al Santísimo Cristo de Chircales, una celebración que, cada año, esperamos con ansia todos los valdepeñeros.

Para ir abriendo boca, durante este mes vamos a ir publicando en nuestro blog algunos de los pregones que se han hecho en nuestra romería.


Y vamos a comenzar con el de Vicente Oya Rodríguez, periodista e historiador que llevó a cabo una extensa labor de recuperación y difusión de la historia de la provincia de Jaén, que en 1991 fue el segundo pregonero de la romería del Cristo de Chircales (el primero fue Miguel Calvo Morillo).


Vicente Oya Rodríguez. Foto de la página web de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales.

Comenzaba así: “De pronto, una bocanada de aire, procedente de La Pandera, después de peinar las laderas del altivo Jabalcuz, después de superar la entrañable Fuente de la Peña, donde habita el Cristo de Chircales jaenero, llega a Jaén. Y, como de un manotazo, el viento puro de nuestros campos, bendecidos por Dios, en esa eclosión maravillosa de la primavera abre las puertas de mi ventana. Y con el viento se cuela, en mi casa, un jilguero que viene de Valdepeñas de Jaén. Me parece un viejo amigo que vuelve a casa”.


Y continúa: “El jilguero que se coló por la ventana en mi casa me ha traído el aviso del hermano mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de Chircales, Aniceto Chica Gallego, y del hermano mayor de la Cofradía de Jaén, Juan Extremera Martos, para que sea yo el pregonero de la romería del Santísimo Cristo de Chircales”.


Vicente Oya continuaba agradeciendo el haber sido invitado a realizar el pregón de la romería, “invitación que yo no podía desatender, no tanto por deber de elemental cortesía, sino por afecto a este pueblo”.


Vicente explicaba en su charla qué era, a su entender, un pregón. Y decía que era, al mismo tiempo, aviso, convocatoria y promesa. “El aviso lo hace el mismo pueblo, que se engalana para celebrar la fiesta. Un pueblo que renueva sus viejas y entrañables tradiciones en torno al Cristo de Chircales. La convocatoria también la hace el pueblo. Porque cuando se invoca al Cristo el pueblo entero se siente convocado. Y la promesa es que no se acaba todo con la romería. Que la romería, la Fiesta, sirven para una alegre y grata convivencia y, sobre todo, para consolidar la unidad entre todos los vecinos de esta localidad”.


Acto seguido se dirigía directamente a todos nosotros, los vecinos del pueblo. “Queridos amigos de Valdepeñas de Jaén, los que habéis llegado de fuera y los que habéis permanecido aquí siempre. Todos sois carne y espíritu de este pueblo que es como un cauce de agua fresca en el tráfago díscolo y confuso de nuestro tiempo. En esta hora deseo tengáis un emocionado y sentido recuerdo para aquellas personas que ya no están con vosotros y para familias que para todos vosotros siempre han sido muy queridas. Debéis estar orgullosos de vuestras gentes y de vuestro pueblo”, decía.


Seguidamente, hablaba de la romería en sí. “Lo religioso y lo popular se confunden en esta romería excepcional. Quiero destacar dos escenarios para una fiesta romera, el templo donde nos encontramos y la explanada de la ermita, donde recibe culto el Cristo. Decir aquí el pregón es como un privilegio singular. Este templo es ejemplo de concordia, de alegría comunicativa y franca, de gran labor común. Yo me postro ante vuestro templo, dedicado a Santiago el Mayor, que es la clave de Valdepeñas”, afirmó Vicente en su pregón.


Fotografía publicada por Blas Prieto Sánchez en el grupo de Facebook 'Valdepeñas de Jaén a color'.

Y proseguía: “En la romería del Cristo de Chircales, Valdepeñas de Jaén proclama que la verdadera fiesta del hombre es Dios. La romería del Cristo de Chircales es la fiesta del Señor. La iglesia y la naturaleza, en Valdepeñas de Jaén, se convierten en templo, donde los valdepeñeros, llenos de júbilo, hacen fiesta al Cristo de Chircales”. Y continuaba: “Yo solo quería hoy destacar ese diálogo permanente que hay entre lo religioso y lo popular, haciendo que la iglesia y la romería sean, a un mismo tiempo, el templo donde, postrados los valdepeñeros ante el Cristo de Chircales, esta comunidad se afirma y se reconoce”.


Para terminar su pregón, se volvió a dirigir a los valdepeñeros para afirmar: “Queridos amigos de Valdepeñas de Jaén. El pregón está dicho. Volveremos a encontrarnos, estamos seguros de ello, en las romerías venideras y en otras latitudes para reafirmaros en viejas tradiciones y en nuestras exigencias. Y que el Cristo de Chircales os acompañe siempre en vuestras penas y en vuestras alegrías, en vuestra vida y en las de todas las generaciones venideras”.

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