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La representación del ‘Paso de Abraham’, una tradición valdepeñera de comienzos del siglo XX


Jesús orando en el huerto, rodeado por los Apóstoles.

Hoy es Viernes de Dolores, antesala de la Semana Santa. Una semana Santa que, por segundo año consecutivo, será diferente debido al Covid-19. Por eso, ante la falta de procesiones, queremos echar la vista atrás y recordar los maravillosos pasos de Semana Santa que se celebran en Valdepeñas de Jaén.


Concretamente, vamos a hablaros de los que se hacían muchos, muchos años atrás, y que fueron retomados de nuevo en 1994, año en el que el grupo de teatro Ticana representó por primera vez el ‘Paso de Abraham’.


Para hablaros de estos primeros pasos valdepeñeros vamos a tirar de hemeroteca y nos vamos a basar en dos artículos. El primero, el escrito por Juan Martínez Rojas en la crónica de abril, mayo y junio de 1987. Y el segundo el elaborado por Guadalupe Nieto Aceituno y publicado en la crónica de enero, febrero y marzo de 1988.



Ilustración de Rafael Rivilla.

En su artículo, Juan Martínez nos contaba: “Hace casi medio siglo que en Valdepeñas de Jaén se parodiaba ese gran drama que conmovió a la humanidad. En nuestro querido pueblo se conmemoraba esta Semana Grande, viviendo lo que pudiéramos llamar auto sacramental, esas estampas que conocemos por los Evangelios”.


Todo daba comienzo el Domingo de Ramos. Así nos lo recordaba Guadalupe: “El Domingo de Ramos era como el pórtico que daba paso a la Semana Santa, con la procesión de las palmas, en torno a las cuales se fueron desarrollando unas manualidades ya prácticamente desaparecidas”.


Después, el Jueves Santo por la mañana, y según nos decía Juan, el pueblo era despertado por una especie de tamborada (que la realizaba Loreto, conocido como Pacho) y unos trompeteos y sonidos lamentosos realizados por la trompeta soplada de Manuel Chica, el Ranchero. Tamborada y trompeteo que convocaban a los Pasos que se iban a representar en la plaza del pueblo y que daban comienzo con el Paso de Abraham.



Ilustración de Rafael Rivilla.

“En el Paso de Abraham se desarrollaba el ofrecimiento y sacrificio de Isaac, el cual no llegaba a realizarse gracias a la aparición de un ángel, interpretado por Francisco Jiménez, el Curro, quien detenía el golpe final”, nos contaba Juan. Y continuaba: “El paso comenzaba diciendo: ‘Abraham, padre y señor, al monte hemos llegado’. Después se continuaba con la aparición de un grupo de personas vestidas con raros trajes, tapando sus caras con carátulas y cubriendo sus cabezas con gorros y capirotes picudos. Eran los judíos”, contaba Juan.


Además de este grupo, había otro de doce personas que representaban a los Apóstoles, quienes vestían túnicas y se cubrían las caras con carátulas que llevaban escritas el nombre del personaje. Juan nos recordaba algunos de los valdepeñeros que se metían en el papel de estos personajes: “Blas Jaenes, que hacía del jefe de los judíos; su hermano Arturo, que hacía de Capitán de los romanos; a José Cabrera, que representaba a un sayón y haciendo chascar un enorme látigo sobrecogía el ánimo del público; o a el Breco, que hacía de Judas”.


Los sayones camino de los tribunales.

Después, tras la misa, salía de la Iglesia una imagen de un Jesús con las manos atadas, dando comienzo al acto de prendimiento, llevándola ante los diferentes tribunales, Caifás, Anás y Pilato. Cuando estos lo condenaban a morir crucificado, “era trasladado al Ayuntamiento, donde se simulaba la flagelación y coronación de espinas”, escribió Juan. Y proseguía: “Durante las horas sucesivas se montaba ante el monumento que custodiaba el Reservado una guardia permanente de soldados romanos que duraba hasta el Viernes Santo”.



Prendimiento de Jesús, que es conducido por los sayones a los tribunales.

Ya en la tarde del jueves, se sacaba en procesión al Jesús preso y en la madrugada del Jueves al Viernes Santo se celebraba en la iglesia un acto de meditación, conocido como el Sermón de la Madrugada.



Ilustración de Rafael Rivilla.

Por su parte, ya en el Viernes Santo, sobre las 11 de la mañana se procesionaba una imagen de Jesús con la Cruz a cuestas por las calles Real, Santos, Ánimas, Bahondillo Alto y Patín, donde se simulaba el apresamiento del Cirinero. “El Cirineo aparecía y ayudaba a Jesús a llevar la Cruz”, contaba Guadalupe.


“Continuaba la procesión por la calle Sol, donde se encontraba una imagen articulada de la Verónica, quien se acercaba a Jesús y le limpiaba el rostro con una tela que al desenrollarla aparecía la cara del Señor. Después, continuaba hasta el Ayuntamiento”, escribía Juan.


Y añadía Guadalupe sobre la finalización de la procesión: “Al llegar la procesión a la plaza hacía su aparición, en el balcón principal del Ayuntamiento, la imagen del Ecce Homo”.


Por la tarde del Viernes Santo se realizaba otra procesión de la que formaban parte María Magdalena, que portaba en sus manos un cáliz, San Juan, el Señor del Huerto, Jesús Crucificado y la Virgen de los Dolores. Después, sobre las diez de la noche, había otra procesión en la que figuraban una cruz con una banda de lienzo blanco, San Juan y la Dolorosa, procesión conocida como ‘la Soledad’.


“El Jueves y el Viernes Santo el pueblo paralizaba toda su actividad que no fuera religiosa. Los mayores, además, se vestían de luto y los más jóvenes se arreglaban poco. Incluso estaba mal visto que se vieran los novios”, reconocía Guadalupe.


Ya el Sábado de Gloria, cuando al mediodía las campañas tocaban a Gloria, el bullicio y la vida llegaba otra vez al pueblo. “La gente iba a la iglesia a por agua bendita para rociar sus casas con ella. Además, se recogían chinas de la calle que luego servían para ahuyentar las tormentas. Cuando estas aparecían, la gente lanzaba las chinas a la calle para que no causaran daño”, explicaba Guadalupe.


El Domingo de Resurrección finalizaba todo con una procesión en la que una imagen del Niño Jesús se encontraba en la plaza con otra de la Virgen para ir juntos hasta la iglesia.


*Todas las fotos utilizadas en este artículo fueron publicadas en 1995 en el libro ‘Fotografías Antiguas Valdepeñeras: 1868 – 1975’ de Domingo Molina, Serafín Parra Delgado, Pedro Aceituno Jiménez y Juan Infante. Nosotros las hemos utilizado de la publicación de Juan Infante en el grupo de Facebook ‘Fotografías antiguas de Valdepeñas de Jaén’.

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